La Enfermedad Venosa Crónica se define como la incapacidad del sistema venoso de las piernas para mantener un adecuado retorno de sangre de las piernas hacia el corazón, mantener un adecuado volumen de sangre circulante y la regulación de la temperatura corporal.
Es una enfermedad muy antigua que se empezó a presentar desde que el hombre, como parte de su evolución, empezó a caminar erguido, desde entonces el retorno de sangre de las piernas hacia el corazón tiene que vencer la fuerza de gravedad para circular de abajo hacia arriba. Para lograr que flujo de la sangre en las venas de las piernas mantenga está dirección o sentido de flujo existen varios mecanismos que lo promueven: por un lado los movimientos respiratorios generan una especie de vació dentro del tórax que succiona a la sangre del abdomen y las piernas hacia la cavidad torácica, la actividad muscular de las piernas comprime a las venas impulsando a la sangre hacia arriba y por último las válvulas venosas, que son una especie de compuertas que se abren para dejar subir a la sangre y se vuelven a cerrar inmediatamente para que el flujo de sangre que ya subió no se regresé.
Esta enfermedad tiene mayor incidencia y prevalencia en el sexo femenino pues afecta a 4 mujeres por cada hombre y se va a presentar hasta en 7 de cada 10 mujeres en algún momento de su vida. Los factores de riesgo o condiciones que predisponen al desarrollo de esta enfermedad son:
Los signos y síntomas más frecuentes son: La presencia de dilataciones venosas en muslos, pantorrillas o alrededor del tobillo que se pueden acompañar o no de ardor en la planta de los pies y/o pantorrillas, pesadez, edema o hinchazón de los tobillos, comezón u hormigueo, todo esto es progresivo y de predominio vespertino, es decir, por las mañanas no hay molestias y conforme avanza el día se van presentando, siendo mayor en la tarde o noche.
El diagnóstico se establece de manera clínica en un 100%, en otras palabras, no se requieren de estudios de laboratorio o de radiología (Ultrasonido Doppler) para determinar que la enfermedad está presente. El Ultrasonido Doppler es útil para complementar el estudio de la enfermedad, caracterizar y definir la anatomía venosa, y así realizar una planeación quirúrgica en caso de ser necesario.
El tratamiento de esta enfermedad no es curativo, pues como su nombre lo dice, es una enfermedad crónica. Hoy en día no hay medicamentos ni cirugía que le devuelva la función normal a las venas y sus válvulas que ya se han enfermado. El tratamiento va encaminado a detener la progresión de la enfermedad, aliviar los síntomas y prevenir sus complicaciones, que son el sangrado de varices, la trombosis venosa o la aparición de una úlcera por varices.