Traumatismo Craneoencefálico
February 15, 2019
¿Cuándo debo acudir a Psicoterapia?
March 1, 2019

La Enfermedad Arterial Periférica (EAP) o también conocida como insuficiencia arterial crónica se define como la incapacidad de las arterias para abastecer de una adecuada cantidad de sangre oxigenada a los tejidos de las extremidades para que cumplan sus funciones. Está presente en el 15% de la población aproximadamente.

La causa más frecuente es la ateroesclerosis, que es el endurecimiento y engrosamiento de las paredes de las arterias derivado de múltiples factores de riesgo; entre ellos la edad mayor a 60 años, tabaquismo, Diabetes, Hipertensión Arterial, aumento de niveles sanguíneos de Colesterol, Insuficiencia Renal, sobrepeso u obesidad y un estilo de vida sedentario.

El síntoma más frecuente es la claudicación de las extremidades inferiores, que se caracteriza por dolor intenso y progresivo en la pantorrilla que se presenta al caminar cierta distancia y se puede acompañar con entumecimiento, que, mejora notablemente al dejar de caminar y reposar algunos minutos. Este síntoma se debe a que la falta de sangre oxigenada en los músculos de las piernas genera la producción de ácido láctico ocasionando dolor. Es más frecuente que se presente en las piernas que en los brazos.  En casos avanzados el dolor por falta de sangre, es decir, el dolor isquémico, puede presentarse aún estando en reposo, haciéndose más evidente cuando el paciente se recuesta y eleva las piernas, generalmente por las noches, sin lograr conciliar el sueño y teniendo que bajar la extremidad de la cama o ponerla en declive, pues esto disminuye la molestia. Una gran parte de los pacientes puede no tener síntomas de la enfermedad pero si presentar algunas otras manifestaciones en las piernas como la frialdad o hipotermia, palidez, la pérdida o ausencia de vello en la extremidad o hacerse evidente al tener una lesión en la piel de los pies que no logra cicatrizar o presenta necrosis (tejido muerto por isquemia).

El diagnóstico de esta enfermedad se puede realizar de manera clínica, es decir, con un adecuado interrogatorio y una revisión minuciosa de las extremidades, de esta forma se puede clasificar a la enfermedad de manera anatómica y funcional y así determinar la necesidad de realizar algún tipo de estudio diagnóstico complementario e iniciar alguna modalidad de tratamiento.

El tratamiento de esta enfermedad, al ser una enfermedad crónica, debe de seguirse de manera indefinida, pues al no ser curable, el abandono del tratamiento representa la progresión de la enfermedad y el riesgo de presentar sus complicaciones, en este caso, la pérdida de la extremidad. Existen varias modalidades de tratamiento; el farmacológico, la cirugía abierta tradicional o la cirugía endovascular que se realiza mediante cateterismo para optimizar la circulación deficiente. Por otro lado también se debe de instruir a los paciente sobre lo cuidados generales para sus piernas y así evitar lesiones que pudieran complicarse en su manejo por la falta de circulación.

Por lo tanto, todas las personas con factores de riesgo para el desarrollo de esta enfermedad, con o sin síntomas, requieren de una valoración por el Angiólogo y Cirujano Vascular para su diagnóstico oportuno, tratamiento adecuado y seguimiento puntual de su estado circulatorio.

 

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *